jueves, 22 de mayo de 2014

VIDAS DESPERDICIADAS: LA MODERNIDAD Y SUS PARIAS

La evolución de las sociedades y sus culturas, es un proceso que nunca termina. Para esto, la modernidad ha sido determinante de la construcción del conocimiento, de la realidad humana y del progreso tecnológico. Como resultado de esto, nos encontramos en una sociedad moderna que podría estar cambiando nuestras vidas debido a la producción de desperdicios y de residuos humanos que cada día aumentan más.
Actualmente la sociedad moderna atraviesa múltiples fenómenos como lo son la globalización, la crisis energética y la crisis ambiental, etc. que han desencadenado en los individuos sentimientos de angustia, individualismo y pérdida de identidad social. Dicha angustia resulta aterradora con sus raíces en la naturalidad, la inestabilidad y la inevitable incertidumbre de la posición y las perspectivas sociales. Pero no solo nos encontramos con problemas como estos; también, a causa de esta situación el mundo se enfrenta a problemas en campos de la moda como el diseño, ya que en los últimos años ha ido generado gran cantidad de residuos materiales; “los laboratorios atómicos se han dedicado a alquilar islas o países, a los que llaman traspatios, para instalar su basurero; incluso, los científicos, en su afán de construir nuevos aparatos, terminan deshaciendo objetos naturales” (Fernandez, s.f.).” Y por otra parte, los procesos económicos y la búsqueda incesante del orden han producido una cultura de residuos, esos que (Bauman, 2005) llama poblaciones superfluas, que tienen la característica de ser desechadas por ser desechables, “cual botella de plástico vacía y no retornable; una mercancía poco atractiva sin compradores o producto inferior o manchado” (Gil, s.f.)
A partir de estos, se generan cantidad de preguntas, las cuales se pueden mencionar algunas como lo son ¿Qué hacer con los residuos que genera inevitablemente este sistema de vida característico de la modernidad? ¿Cómo gestionar lo que ya no sirve, lo que ya no vale, lo que ya no puede integrarse funcionalmente en el sistema moderno de vida, aunque en algún momento del proceso haya sido necesario para la propia supervivencia de tal sistema? En definitiva, ¿cómo eliminar los desechos que han sido generados en la producción de los objetos que componen el mundo moderno o, al menos, cómo hacerlos no molestos, no visibles a los ojos del grupo de seres privilegiados que disfrutan cómodamente de las ventajas de la modernidad? ¿O será que tendremos que empezar a aceptar este tipo de residuos que queden después de una vida útil a las manos de los seres modernos? Estas cuestiones atraviesan de principio a fin el texto de Bauman.
Además de ejecutar estas preguntas, se comienzan a denominar unas clases de humanos residuales, el primero es solicitante de asilo, son aquellos productos generados en el diseño y construcción del orden, el segundo es inmigrantes económicos que son sub-productos de la modernización económica, igualmente están los residuos industriales tales como artículos de electrónicos producidos a una velocidad pasmosa. 
Según Francois de Bernard “A los procesos globalizadores erráticos, incontrolados y desbocados se suma la criminalización del globo y la globalización del crimen. Las mafias mundiales son cada vez más prósperas, numerosas y bien armadas, los gobiernos no están en condiciones de combatirlas, entonces dirigen sus dardos a la pequeña delincuencia”. (Clapirogo, 2011)
El planeta tiene cada vez más población y abarca miles de conflictos e indeterminaciones, que en pocas palabras se sale de las manos de los gobernantes, ejecutando problemáticas a tan grandes como los residuos y la cultura que generan el pueblo a las hora recolectarlos, plantea las asociaciones que la superpoblación en sentidos de grande y pequeñas superficies, y esta se plantea en este modo: “La súper población se plantea como un peligro y siempre recordamos que los países súper poblados son los que están en le tercer mundo, aun a sabiendas que los países desarrollados como Holanda y Bélgica tienen más densidad de población que los países del África. Esta amenaza de súper población es doble: pone en peligro el trabajo de los incluidos, debido a que li inmigrantes encarnan de manera de manera visible y tangible su propia desechabilidad, eso por un lado, por el otro los expulsados por el sistema de países subdesarrollados intentan reingresar en el en las grandes ciudades. El sistema no plantea ningún tipo de alternativa, para reciclar a estos hombres residuales, pero sí que intenta aparentar ante los que no lo son que se ocupa del problema” (Echavarria, 2009)
Cada día la superpoblación tiene un aumento más y más grande, donde el orden, las construcciones y el progreso económico es global y así de esta manera los residuos humanos van aumentando, es un medida que todo va de la mano un aumento constante en factores económicos y de población, donde los residuos encuentran maneras para estar  frente al triunfo global de la modernidad es cada vez más aguda la crisis de destrucción de residuos humanos y ser designado como “desperdicio” se convierte en algo que puede caerle a cualquiera.
En la modernidad pre globalizada, los desechos podrían ser arrojados “lejos”, “fuera”. Hoy ya no hay un “afuera”. Al contrario, los expulsados por el sistema en países subdesarrollados intentan reingresar a él en las grandes ciudades. “Ahora bien, como el sistema no tiene ningún tipo de propuesta para “reciclar” a esos hombres residuales busca, al menos, aparentar ante quienes aun no lo son que se ocupa del problema”. Brindan un ejemplo claro de lo que es una institución de reciclaje de humanos: “Se da entonces un paso del “estado social”. Inclusivo, a un “estado excluyente”, sustentado en el control de fronteras. Al mismo tiempo las cárceles que en el estado social eran vistas como instituciones de reciclaje pasan a ser “contenedores herméticos” o centros de reducción de residuos”. (Santiago, 2005)
El autor dedica un capítulo a la cultura de residuos que ingerimos desde nuestra tierna infancia, siendo inducidos a un consumo insaciable a obtener el goce ya, a no interesar el largo plazo, entonces las relaciones humanas no son ni confiables, ni estables, ni duraderas, sino que conforman una cultura líquida que se adapta al continente. Los mercados de consumo nos dan la solución ya, ahora entonces todo es desechable (superfluo, abandonado, rechazado, excluido) y caemos en nuestra propia desechabilidad.

“Estar desarraigado significa no tener en el mundo un lugar reconocido y garantizado por los demás; ser superfluo significa no pertenecer en absoluto al mundo “ (Arent, 1974)


 Bibliografía

Arent, H. (1974). Los origenes del totalitarismo. Taurus.

Bauman. (Noviembre de 2005). Antropomedia.

Clapirogo. (2011). Destino Final de los Desechos.

Echavarria, V. (2009). La modernidad y sus parias. http://vickyechevarria.blogspot.com/2009/04/zygmunt-bauman-vidas-desperdiciadas.html.

Fernandez. (s.f.). Antropomedia.

Gil, L. J. (s.f.). Antropomedia. Obtenido de http://www.etnografiavirtual.com/2011/11/24/los-residuos-de-la-modernidad/

Santiago, G. (2005). Vidas desperdiciadas. http://filosofia-intensa.blogspot.com/2005/11/zygmunt-bauman-vidas-desperdiciadas.html.

Autores:
Daniela Arevalo
Karla Moreno
Lizeth Mosquera
Diseño de Vestuario-Mercadeo I


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