La evolución de las sociedades y sus culturas, es
un proceso que nunca termina. Para esto, la modernidad ha sido determinante de
la construcción del conocimiento, de la realidad humana y del progreso tecnológico.
Como resultado de esto, nos encontramos en una sociedad moderna que podría
estar cambiando nuestras vidas debido a la producción de desperdicios y de
residuos humanos que cada día aumentan más.
Actualmente
la sociedad moderna atraviesa múltiples fenómenos como lo son la globalización,
la crisis energética y la crisis ambiental, etc. que han desencadenado en los
individuos sentimientos de angustia, individualismo y pérdida de identidad
social. Dicha angustia resulta aterradora con sus raíces en la naturalidad, la
inestabilidad y la inevitable incertidumbre de la posición y las perspectivas
sociales. Pero no solo nos encontramos con problemas como estos; también, a
causa de esta situación el mundo se enfrenta a problemas en campos de la moda
como el diseño, ya que en los últimos años ha ido generado gran cantidad de
residuos materiales; “los laboratorios atómicos se han dedicado a
alquilar islas o países, a los que llaman traspatios, para instalar su
basurero; incluso, los científicos, en su afán de construir nuevos aparatos,
terminan deshaciendo objetos naturales” (Fernandez, s.f.) .” Y por otra parte,
los procesos económicos y la búsqueda incesante del orden han producido una
cultura de residuos, esos que (Bauman, 2005) llama poblaciones
superfluas, que tienen la característica de ser desechadas por ser desechables,
“cual botella de plástico vacía y no retornable; una mercancía poco atractiva
sin compradores o producto inferior o manchado” (Gil, s.f.)
A
partir de estos, se generan cantidad de preguntas, las cuales se pueden
mencionar algunas como lo son ¿Qué hacer con los residuos que genera
inevitablemente este sistema de vida característico de la modernidad? ¿Cómo
gestionar lo que ya no sirve, lo que ya no vale, lo que ya no puede integrarse
funcionalmente en el sistema moderno de vida, aunque en algún momento del
proceso haya sido necesario para la propia supervivencia de tal sistema? En
definitiva, ¿cómo eliminar los desechos que han sido generados en la producción
de los objetos que componen el mundo moderno o, al menos, cómo hacerlos no
molestos, no visibles a los ojos del grupo de seres privilegiados que disfrutan
cómodamente de las ventajas de la modernidad? ¿O será que tendremos que empezar a
aceptar este tipo de residuos que queden después de una vida útil a las manos
de los seres modernos? Estas cuestiones atraviesan de
principio a fin el texto de Bauman.
Además de ejecutar estas preguntas, se comienzan a denominar
unas clases de humanos residuales, el primero es solicitante de asilo, son
aquellos productos generados en el diseño y construcción del orden, el segundo
es inmigrantes económicos que son sub-productos de la modernización económica,
igualmente están los residuos industriales tales como artículos de electrónicos
producidos a una velocidad pasmosa.
Según Francois de Bernard “A
los procesos globalizadores erráticos, incontrolados y desbocados se suma la
criminalización del globo y la globalización del crimen. Las mafias mundiales
son cada vez más prósperas, numerosas y bien armadas, los gobiernos no están en
condiciones de combatirlas, entonces dirigen sus dardos a la pequeña
delincuencia”. (Clapirogo, 2011)
El planeta tiene cada vez más población y abarca miles de
conflictos e indeterminaciones, que en pocas palabras se sale de las manos de
los gobernantes, ejecutando problemáticas a tan grandes como los residuos y la
cultura que generan el pueblo a las hora recolectarlos, plantea las asociaciones
que la superpoblación en sentidos de grande y pequeñas superficies, y esta se
plantea en este modo: “La súper población
se plantea como un peligro y siempre recordamos que los países súper poblados
son los que están en le tercer mundo, aun a sabiendas que los países desarrollados
como Holanda y Bélgica tienen más densidad de población que los países del
África. Esta amenaza de súper población es doble: pone en peligro el trabajo de
los incluidos, debido a que li inmigrantes encarnan de manera de manera visible
y tangible su propia desechabilidad, eso por un lado, por el otro los
expulsados por el sistema de países subdesarrollados intentan reingresar en el
en las grandes ciudades. El sistema no plantea ningún tipo de alternativa, para
reciclar a estos hombres residuales, pero sí que intenta aparentar ante los que
no lo son que se ocupa del problema” (Echavarria, 2009)
Cada día la superpoblación tiene un aumento más y más grande,
donde el orden, las construcciones y el progreso económico es global y así de
esta manera los residuos humanos van aumentando, es un medida que todo va de la
mano un aumento constante en factores económicos y de población, donde los
residuos encuentran maneras para estar
frente al triunfo global de la modernidad es cada vez más aguda la
crisis de destrucción de residuos humanos y ser designado como “desperdicio” se
convierte en algo que puede caerle a cualquiera.
En la modernidad pre globalizada, los desechos podrían ser
arrojados “lejos”, “fuera”. Hoy ya no hay un “afuera”. Al contrario, los
expulsados por el sistema en países subdesarrollados intentan reingresar a él
en las grandes ciudades. “Ahora bien,
como el sistema no tiene ningún tipo de propuesta para “reciclar” a esos
hombres residuales busca, al menos, aparentar ante quienes aun no lo son que se
ocupa del problema”. Brindan un ejemplo claro de lo que es una institución
de reciclaje de humanos: “Se da entonces
un paso del “estado social”. Inclusivo, a un “estado excluyente”, sustentado en
el control de fronteras. Al mismo tiempo las cárceles que en el estado social
eran vistas como instituciones de reciclaje pasan a ser “contenedores herméticos”
o centros de reducción de residuos”. (Santiago, 2005)
El autor dedica un capítulo a la cultura de residuos que ingerimos
desde nuestra tierna infancia, siendo inducidos a un consumo insaciable a
obtener el goce ya, a no interesar el largo plazo, entonces las relaciones
humanas no son ni confiables, ni estables, ni duraderas, sino que conforman una
cultura líquida que se adapta al continente. Los mercados de consumo nos dan la
solución ya, ahora entonces todo es desechable (superfluo, abandonado,
rechazado, excluido) y caemos en nuestra propia desechabilidad.
“Estar desarraigado significa no tener en el mundo un lugar reconocido y
garantizado por los demás; ser superfluo significa no pertenecer en absoluto al
mundo “ (Arent,
1974)
Bibliografía
Arent, H. (1974). Los origenes del totalitarismo.
Taurus.
Bauman. (Noviembre de 2005). Antropomedia.
Clapirogo. (2011). Destino Final de
los Desechos.
Echavarria, V. (2009). La
modernidad y sus parias.
http://vickyechevarria.blogspot.com/2009/04/zygmunt-bauman-vidas-desperdiciadas.html.
Fernandez. (s.f.). Antropomedia.
Gil, L. J. (s.f.). Antropomedia.
Obtenido de
http://www.etnografiavirtual.com/2011/11/24/los-residuos-de-la-modernidad/
Santiago, G. (2005). Vidas
desperdiciadas.
http://filosofia-intensa.blogspot.com/2005/11/zygmunt-bauman-vidas-desperdiciadas.html.
Autores:
Daniela Arevalo
Karla Moreno
Lizeth Mosquera
Diseño de Vestuario-Mercadeo I
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